Maceta flotante
Me subí al caballo casi cayendo, sus crines eran tan largas que me costaba trabajo ver por dónde íbamos, llevaba con el cuidado que me permitían las circunstancias la maceta flotante, pues era mi pase al otro mundo. Me ponía muy nerviosa pensar que llegando al árbol/abuelo/portal me estaría esperando aquel hombre-elefante que siempre tiene mucha prisa por registrar las maletas flotantes y colocarlas en el andamio de las carcajadas. Así que ahí iba yo galopando, preocupada, enamorada, sino fuera así no haría todo esto claro está!. Cuando la maceta flotante resbaló de mis manos y creyendo yo perdida la misión me sorprendió haciéndonos flotar a caballo y a mí, abriéndose un portal nuevo y desconocido: la nube/sueño/dimensional que me llevó directo al océano infinito. Ejercicio de improvisación dentro del taller Ficciones Futuras Coolaborativxs de Helona Hoover