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Mostrando entradas de junio, 2018

Niños

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                                                                                 imagen tomada de twitter Eran las seis de la mañana cuando rompí fuente, es imposible describir lo que sentí, era una mezcla de tantas emociones, tantas preguntas, tantas ganas, pero miedo no. No tuve miedo entonces, ni cuando me ingresaron al hospital, ni cuando me conectaron al suero, ni cuando uno de los medicamentos me hizo vomitar. No tuve miedo cuando me pasaron a sala de partos, ni cuando me hicieron el ultrasonido o el maldito tacto, ni siquiera tuve miedo cuando el cirujano me explicó que mi bebé de cuatro kilos no iba a nacer por vía vaginal porque yo no había dilatado más que tres centímetros en doce horas. No tuve miedo cuando me pusieron la epidural ni tampoco cuando sentí el bisturí abriendo las capas de mi piel. Pero en cuanto escuché llorar a Quetzal y la pediatra me lo acercó al pecho para que pudiera besarlo, tuve miedo. Mi bebé ya no estaba dentro de mí.   -¿Cómo se su