Recostarme
Mi vida es un caos, no importa cuánto limpie, cuánto acomode, cuánto ordene, no importa cuántas mañanas me levante a meditar; cuando paro, cuando hago una pausa y miro a mi alrededor parece que ha detonado una granada. Cansada de éste bucle de limpieza y desastre, tomo las llaves de mi casa y subo a mi camioneta, manejo sin rumbo, rápidamente salgo de la ciudad, cosa fácil aquí, pronto llego a la orilla de un bosque y me detengo, bajo a caminar, hace frío, llevo una chamarra, gorro y guantes, me encanta el olor a pino, disfruto abrazando los árboles y tocar con mi rostro el musgo que crece en sus troncos. Puedo escuchar un río cercano y a los pajaritos que tranquilos cantan en lo alto, la luz es poca, el follaje hace de éste bosque en particular un paisaje eternamente nocturno, me aventuro a comer unos frutos rojos que encuentro colgando de unas ramas verdes y delgadas, son realmente deliciosos, quiero tomar más, pero la rama está enredada sobre sí misma tan