Decir/nos con el cuerpo
El estudio experiencial del movimiento conecta con una dimensión muy específica del ser: el cuerpo físico, que permite generar conciencia sobre las relaciones con otras dimensiones como: el sistema límbico, que es el encargado de gestionar reacciones físicas ante estímulos emocionales, la psique, con todo su universo simbólico y los arquetipos que nos conforman; incluso en el acto de profundizar en el estudio de éstas relaciones se producen rituales que nos permiten continuar con la conformación de aquellos arquetipos que necesitemos reafirmar o inclusive construir porque no nos fueron dados en nuestras etapas de formación como individuos; el espacial, que nos permite situar/nos en el universo. El estudio experiencial del movimiento produce el mismo efecto en las personas, que el tiempo sobre las pinturas al óleo: el pentimento. Nos devela los primeros bocetos, aquello que fuimos antes de ser lo que somos y muchas veces ahí encontramos respuestas a preguntas fundamentales so