NATALIA REZA | Danza, Letras, Desarrollo Humano

"No te sientes en esa silla, porque te van a regañar" es el primer recuerdo que tengo de La Maestra, o mejor dicho: del imaginario colectivo que rodeaba a La Maestra. Yo tenía doce   años,  tomaba el taller de la noche porque todavía no podía ser alumna regular, pues para entrar al Colegio necesitaba tener la secundaria, así es que cuando yo llegaba a tomar mi clase a las ocho de la noche La Maestra se estaba yendo o no estaba. Los bailarines de la Compañía también se iban después de su jornada de trabajo, bailarines adultos de cabellos largos, con pantalones de mezclilla ajustados, chamarras de moda, mascadas al cuello y maletas que desbordaban ropas sudadas, ligas, pelotas de tenis; fumando, bebiendo café, despidiéndose entre ellos, haciendo bromas, contentos, plenos, abordando sus autos o esperando su taxi; solo algunos se quedaban a dar la clase o a platicar con los licenciados -los alumnos mas avanzados en ese entonces- altos, atléticos, delgados, altivos, obr

Estar aquí es como detener el tiempo,   pero no para que deje de correr, sino para percibirlo distinto, para saborearlo y dejarse acariciar. Estando aquí me encuentro con otras personas y conmigo misma. Estando aquí yo soy.   Y soy tantas cosas, tantas personas, tantos sentimientos, texturas, miradas, memorias, arquitecturas, contradicciones, ideas, tradiciones. Pero la mayor parte de lo que soy, lo desconozco, lo ignoro. Por eso te necesito a ti. Porque cuando me miras, cuando me acompañas, cuando me recibes: me haces presente. Cuando me contradices, me haces consciente. Esta presencia, la tuya y la mía; esta consciencia la mía y la tuya, me construye, nos construye. Tu verdad me conmueve. Tu transformación me invita a seguir. Tu abrazo me contiene. Tu escucha me fortalece. El sentir nos hermana. Hoy después de doce días de compartir un pedacito de vida contigo tengo confianza en ti, en mí, en esto que somos. Éste encuentro me empujó a conocerme. Me adentré en la dan

La incertidumbre de trabajar con gente que no está en mi cotidiano, salir de la zona de seguridad creativa. Qué provoca en mi la incertidumbre? Miedo, y el miedo es la madre de la crueldad. Estoy emocionada, siento la adrenalina que recorre mi cuerpo cuando escucho los piensos de otros y quiero avalanzarme sobre de ellos, como Lilus lo hace con los otros perros que se acercan a su espacio personal y es que la danza para todos nosotros es nuestro espacio personal, es lo ítimo y lo comunitario a la vez, y la negociación de estos espacios significativos no es sencilla. Es personal? Claro que es personal, el trato humano no puede ser de otra forma. Y la danza parte del ser humano. Trato de contenerme, de cuidar mis palabras y aún así hiero. Ensayo de prueba y error. Inevitable centrar mi atención en las diferencias, pero conforme nos internamos en el proceso creativo refurezo mi idea de que conozco a seres humanos a través de la danza, que nos pensamos a través d