NATALIA REZA | Danza, Letras, Desarrollo Humano

Eric me dijo un día, mira se le murió un pixel a la cámara, me mostró una foto que yo observé en perfectas condiciones, un paisaje que daba cuenta de un cielo azul, una cadena de cerros, copas de árboles, edificios, antenas, cables de luz, teléfono, internet, casas, banquetas; luego él fue haciendo zoom, hasta que mis ojos fueron capaces de notar un pequeño punto negro, que en realidad no era un punto, sino un vacío, al inicio yo no lo sabía, pero no estaba viendo la foto completa, había un vacío que desconocía, que no alcanzaba a ver; en mi vida, me atrevo a creer que en la vida de la mayoría de nosotres, hay muchos vacíos que no alcanzamos a ver y andamos muy confiados creyendo que conocemos el paisaje completo.  Las danzas contemporáneas son plurales y diversas, así como los feminismos, es imposible creer que podemos homologar búsquedas, necesidades, estrategias, caminos, luchas, sueños y deseos; cuando en los espacios de diálogo se habla de la danza contemporánea, así en singular,

  Hay un bosque, es un bosque mágico porque cambia de colores.   De un lado del bosque está tu casa, tu lugar seguro, del otro lado está todo lo demás, la escuela, el trabajo, las vacaciones, los amigos, la familia. Todos los días debes atravesar el bosque, a veces es multicolor, cuando está en calma. Pero otras veces es azul, es porque sientes tristeza, o naranja cuando sientes euforia, amarillo cuando sientes molestia, rojo cuando sientes temor. Pero aún, cuando el bosque cambia de color tú debes atravesarlo para ir al trabajo o a la escuela, a con tus actividades diarias, puedes claro, darle la vuelta al bosque, eso te lleva tres días, o puedes atravesarlo, eso te lleva una hora.   Un día estás triste y te cuesta trabajo inclusive levantarte de la cama, pero del otro lado te espera un examen muy importante, finalmente decides levantarte y atravesar el bosque, te das cuenta de que ahí dentro todo es azul como tú y eso te da cierta comodidad, hay cosas que

      Mujerosidad. Cualidad de las personas que nos identificamos como mujeres, de ser únicas, irrepetibles, irremplazables e inapropiables. Aquello que se devela con la consciencia de sí misma, florecer después de un tiempo de pararnos sobre nuestro nombre.   Ser para nosotras mismas primero y compartirnos después como el gozo de colectivizar los hallazgos, saber decir que sí y saber decir que no, descubrir lo que queremos y aprender a pedirlo.   Creo que el amor es: -La semilla para florecer no solo como individuos, sino como sociedad planetaria -El fuego para transmutar, quema lo pasado y expande lo presente -Un gran oso que protege y abraza a todos los seres vivos -La niñez mirando orgullosa su árbol genealógico -La gran abuela enseñándonos a reconocer y valorar los aportes de cada una, de cada uno, de cada une   Todes somos necesaries: -Presentes desde espacios sensibles para acompañar -Atentas para reconocer lo reparable  -Autodependientes para h