CONSOLIDACIÓN DE LA MEMORIA





 

I

 

Somos las nuevas Polinizadoras, las demás están en confinamiento, nadie puede salir aún, aún nada es seguro. Adentro viven, sobre viven, solo las Cuidadoras Recíprocas: holobiontes que cuidan de holobiontes, seres que tenían en su información genética la memoria de amar. 

 

No hubo exterminio, los holobiontes fueron muriendo de camino al Gran Árbol -nuestro refugio- no es culpa de nadie, simplemente algunos no tenían las características necesarias para sobrevivir un viaje tan largo y a pesar de toda la ayuda brindada, murieron. 

 

Las Cuidadoras Recíprocas sostienen una red de afectos y cuidado que las mantiene a todas activas y felices poniendo siempre en el centro la dignidad de nuestra familia multiespecie. 

 

A nosotras las Nuevas Polinizadoras nos fue conferida una energía y la estamos propagando por Terra, las Abuelas nos la activaron, ellas saben cómo hacerlo, nosotras estamos aprendiendo, aún nos equivocamos a veces, por eso ahora polinizamos, cuando seamos abuelas también podremos activar energías.

 

Creemos que es posible que algunas holobiontes hayan sobrevivido en otros lejanos lugares, por eso, tenemos también la tarea de expresar respetuosamente este mensaje en el que les compartimos, al tiempo que llevamos a cabo el ritual de la polinización, lo que hemos aprendido a lo largo de todos estos años de investigación, reflexión y círculos de fuego.

 

Terra está bien, somos las holobiontes las que estamos en peligro. 

 

II

 

Cuentan Las Abuelas que hace muchos años llevamos a su máxima expresión la construcción de nichos; muchas especies contribuimos, pero la especie humana de la que descendemos fue la que tuvo mayor impacto y consecuencias en Terra. 

 

Por ello nuestra cultura está basada en Reparar, Polinizar, Cuidar, Nutrir, Contemplar y Renunciar. 

 

Reparamos porque es el primer paso que podemos dar antes de salir del Gran Árbol, el ambiente aún es muy tóxico y solamente las holobiontes que hemos nacido con los bio-filtradores tenemos la capacidad de coexistir en él, así que viajamos cientos de kilómetros para limpiar y reconstruir lo que encontremos lastimado.

 

Polinizamos porque fundamos nuestra existencia en la creencia de que las plantas y las flores son Las Grandes Maestras porque como dijo una vez Maurice Maeterlinck “en ellas se concentra el esfuerzo de la vida vegetal hacia la luz y hacia el espíritu” ellas en su silente existencia se aman honestamente, quedito y sin pretensiones, se aman tanto que son capaces de imaginarse necesarias y por ello multiplicarse, ellas se ofrendan a sí mismas como alimento y hogar.

 

Cuidamos porque somos habitantes invitadas efímeras de Terra y sabemos que nuestra existencia en sí viene de una huella y dejará una huella, todo pensamiento, palabra y acción tendrá consecuencias en nosotras mismas, en las demás holobiontes y en el futuro de Terra. Se ha vivido mucha destrucción antes y nos negamos rotundamente a ser parte de cualquier tipo de violencia otra vez.

 

Nutrimos gracias al confinamiento, ha sido fundamental que sigamos guardadas para permitir la reposición de materia orgánica, dicen las que saben que antes del confinamiento los habitantes eran más bien extractores de nutrientes, tomaban, desperdiciaban y abandonaban, por eso nosotras hemos desarrollado estas pequeñas cápsulas de vida, son como huevecillos blancos que contienen nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, carbono, oxígeno e hidrógeno, antes había microorganismos que se encargaban de descomponer a los organismos muertos y entonces se liberaban todos estos nutrientes que volvían a los suelos, hoy es nuestra tarea.

 

Contemplamos para parar, porque el hacer estaba destruyendo Terra. Contemplamos para absorber, atravesar y ser atravesadas, para recibir y contener, para entender con el corazón, escuchar, sentir, percibir, saborear, valorar, amar, cuidar. Contemplamos como el inicio del cuidado, sin la contemplación no se habría desarrollado nuestra naturaleza de Cuidadoras Recíprocas.

 

Así como tampoco, nuestra naturaleza a la renuncia. Una leyenda habla de una gran abuela llamada Clarissa Pinkola Estés, dicen que ella aprendió de las Abuelas ancestrales que la mujer humana era también una mujer loba, una vieja que vive en el escondrijo del alma, esa información genética en nosotras nos da la sabiduría para dejar que muera lo que tiene que morir y que viva lo que tiene que vivir. 

 

Hace muchos años las primeras holobientes sobrevivientes, las primeras que entraron al estado de confinamiento sostenido y que se retiraron voluntariamente al Gran Árbol, renunciaron a las llamadas posesiones, dicen que antes no había un Gran Árbol, sino que cada quien tenía su nicho, al que llamaban hogar, pero no se referían a Terra, eran más bien pequeñas construcciones individuadas en las que no se compartían ni se conectaban las vidas más que esporádicamente, entones se luchaba cotidianamente por los bienes, pertenencias menores sin valor, pero que a ellos les importaban mucho, aún ahora no entendemos porqué. 

 

Hacemos esto porque forma parte de la intervención al proceso de consolidación de la memoria de las habitantes de Terra; la narrativa que nos hacemos y que luego colectivizamos de nuestras vidas, se vuelve matérica, caminamos hacia el destino que hemos escrito para nosotras mismas, somos arquitectas de la noosfera, el mundo de las ideas y podemos incluso tener injerencia en el pasado. 

 

Cuando aún existían los Abuelos hubo uno llamado Facundo Manes, él le enseñó a nuestras ancestras que:

 

 Cuando uno evoca una memoria, la memoria se hace inestable y se puede agregar nueva información. De cierta manera la memoria es un acto creativo, cada vez que evocamos una memoria la podemos reconstruir, la podemos modificar, luego la guardamos y lo que recordamos al otro día no es el hecho que vivimos, sino el último recuerdo, hay un proceso de consolidación de la memoria (…) tendemos a recordar las cosas que nos emocionan, la emoción facilita la consolidación de la memoria. 

 

Es por ello que nuestra labor como Polinizadoras incluye la ritualización de la siembra de nutrientes y la socialización de este mensaje, no queremos olvidar que un día lastimamos y fuimos lastimadas, pero queremos embellecer desde nuestros valores la narrativa de Terra para florecer juntas. 

 

III


Si eres una sobreviviente sigue el camino de cápsulas de vida, te guiará al Gran Árbol, tu hogar. 

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