Germina una flor en mí


La tierra salta en pequeños compilados de felicidad, felicidad en las hojas, en la luz del sol, en las gotas de lluvia, la lluvia que nutre, que limpia, que moja y ablanda las capas de la semilla, para que la semilla empiece a ser flor.

Es una flor que ya ha sido, que también ya se ha ido, una flor boomerang, una flor que vuelve y arrulla, que mece entre sus pétalos al grillo y canta con el, que con su canto florece un campo inmenso, inconmensurable, que toca las nubes en el reflejo del agua y que alimenta a través de las raíces a otras flores y entonces ya no hay miedo, ella no tiene miedo y las otras flores no tienen miedo, ni las nubes, ni el agua, ni el viento, ni los grillos. 

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