La Gitana




Llegó La Gitana al parque, se dispuso a colocar su mesa de madera plegable, su banquito de bastón, sacó su bola de cristal y la pulió un poco, abrió su tarot y lo colocó con destreza de un solo movimiento en abanico sobre la mesa, bajo la sombra del frondoso ficus en la esquina izquierda de la Biblioteca. 

Las personas que apuradas atravesaban el parque no se detuvieron a verla, la confundieron con el paisaje, como una cosa de todos los días, aunque este día no era igual a los otros, pero eso ellos no lo sabían.

 Algunas otras personas, de esas curiosas que viven lento, no podían apartar la mirada de ella, esa hermosa y exótica anciana de cabellos chinos y plateados que se asomaban alborotados debajo de su paliacate de flores, la mujer portaba grandes joyas y ropas de volantes que contaban historias.

Las palomas y gatos del parque se acercaron rápidamente a comer de los trastos que la anciana sacó de una bolsa de su falda, los llenó con agua y migajas de pan, los colocó en el piso junto a ella; la fila de personas fue fomando, querían saber su fortuna...quien no?

Sin previo aviso llegó una ventisca fuertísima, las palomas volaron, los gatos se resguardaron debajo de la falda de La Gitana y las personas sujetaron sus sombreros, pero el palicate que sujetaba el cabello de La Gitana no resistió y salió volando. 

Se desató el caos. 

Todo empezó a ser succionado violentamente hacia la misma dirección, un torbellino arrastraba árboles, bancas, perros, personas, bicicletas, hasta edificio del la bilioteca, todo estaba siendo succionado por los alborotados cabellos de La Gitana, ella estaba en trance, suspendida en el aire, con piernas y brazos extendidos, recibiéndolo todo.

Un hombre de traje con uno de esos sacos de parches en las coderas y anteojos redondos alcanzó a gritar mientras volaba por los aires antes de ser completamente succionado:

 "Su cabeza es un aujero negroooo!" 

En ese momento la Gitana extendió su mano suavemente y su pañoleta volvió volando a ella, entonces se cubrió la cabeza y el viento cesó.

Sus pies bajaron suavemente hasta tocar tierra, ahora La Gitana esta en medio de un paisaje desolado, sin árboles, ni palomas, sin personas, ni bicicletas, sin biblioteca, ni ficus. Ella sonrie suavecito, mira todo a su alrededor y murmura:

"Viento travieso, yo solo quería ganarme unas monedas"

Con toda la calma recoje su mesita, banco, bola de cristal, tarot y se aleja caminando hacia el pueblo mas cercano. 


FIN
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA BIBLIOTECA COMO ESPACIO COMUNITARIO

EL MAESTRO DE DANZA COMO ORIENTADOR EXPERTO

MUJEROSIDAD