LA BIBLIOTECA COMO ESPACIO COMUNITARIO

 




LA BIBLIOTECA COMO ESPACIO COMUNITARIO


“Una vida social saludable solo se consigue cuando en el espejo de cada alma, la comunidad entera encuentra su reflejo. Y cuando la virtud de cada uno, vive en toda la comunidad”  Rudolf Steiner 


Mi mamá dice que leemos el mundo y ella dice esto porque las personas no únicamente leemos letras, no únicamente leemos libros, no necesariamente leemos con los ojos y ciertamente no todas las personas que habitamos y co-existimos en México leemos en la misma lengua. 

Las personas más pequeñas: los bebés, también leen el mundo y poco a poco, mientras crecen y dependiendo de su cultura, aprenden a reconocer los signos con su significado, significante y referente, pasando por la cultura visual, la semiótica, la semiósfera con sus áreas limítrofes y horizontes, las neurociencias y sus descubrimientos que parecen imparables, así como el espacio público y las interconexiones que todo esto genera.

En suma, el acto de la lectura tiene que ver con muchos elementos, dimensiones y relaciones cotidianas, por ello, el fomento a la lectura me parece que es una de las labores más acunadas socialmente, ya sea por educación, por necesidad o por mercadotecnia, en nuestra sociedad todo está dado para ser leído. 

Si lo que acabo de mencionar tiene algo de sentido, entonces, qué fomentamos cuando fomentamos la lectura? Desde mi punto de vista, un ejercicio integral, consciente y responsable del fomento a la lectura, estaría promoviendo el goce, el pensamiento crítico, la unicidad, las identidades, la diversidad, la co-responsabilidad, la apertura a la otredad, el reconocimiento a la herencia, la empatía, el respeto, la escucha activa, la cooperatividad, la pro-actividad, la inclusión, el enfoque de género, el tiempo abierto y claro la comunidad. 

Aquí me gustaría invitarles a pensar en la comunidad desde la perspectiva que nos planeta Bajtín: 
"La comunidad como conjunción de voces individuales, de diferentes “yo”, que establecerían entre sí un diálogo" 

Para qué? Para que la relación entre la herencia y el individuo sea recíproca, es decir no quedarnos atados a lo que debemos hacer porque siempre se ha hecho de tal manera, sino a partir de lo que siempre se ha hecho, podamos hacer ajustes que sean nutrientes, que abonen al desarrollo; ya que de esta forma caben las aportaciones individuales a la comunidad, se abraza la transformación como parte de la vida y se suelta la aprehension de la perpetuidad; nuevas voces, nuevas perspectivas, nuevas propuestas, nuevas relaciones y nuevas realidades se suman a la comunidad y la comunidad les responde, de esta manera se crea y fortalece un diálogo constante, abierto y respetuoso. 

Desde las comunidades a las que pertenecemos atendemos nuestras tareas de fomento a la lectura; desde una perspectiva disciplinar somos comunidades lectoras; desde una perspectiva geo-referencial, somos comunidades que compartimos una lengua, un clima, unas tradiciones, una moneda, lugares y no lugares, fortalezas y áreas de oportunidad; desde una perspectiva administrativa somos comunidades que compartimos la tarea del fomento a la lectura; por ello encontraremos que existen múltiples formas de relacionarnos como individuos y comunidades y que todas las comunidades se relacionan de forma distinta con sus bibliotecas.

Esa diversidad en las relaciones es la verdadera riqueza de nuestro país, la manera en la que cada encargada y auxiliar de biblioteca atraviesa las experiencias cotidianas para atender a las y los usuarios potencia cualquier programa, porque la creatividad que se emplea para lograr las metas es distinta en cada equipo, recinto, cada localidad, municipio, región y entidad federativa. 

Las bibliotecas en sí son distintas, muy distintas, algunas cuentan con áreas verdes, algunas están en el segundo piso dentro de un edificio, algunas están en el quiosco de una plaza pública, en medio de un parque o dentro de una escuela; las personas que las atienden también son muy distintas entre sí, algunas son abogadas, doctoras, maestras, artistas; para algunas de ellas ser bibliotecaria es su único empleo desde hace 40 años, para otras es una experiencia nueva.

Los aportes e innovaciones que cada una de ellas hace para enfrentar los retos de su quehacer se derivan de sus conocimientos, saberes y de su relación con la comunidad, cuando una bibliotecaria o bibliotecario no sabe trabajar en equipo y se aisla, la biblioteca se marchita, cuando se integra a la comunidad y se deja permear por ella, la biblioteca florece. 

Las bibliotecas como espacios comunitarios fortalecen las identidades de las mexicanas y los mexicanos porque somos una cultura resiliente, alegre, llena de magia e imaginación y abrimos las puertas de nuestras casas a todas las personas que vengan de buena voluntad.

Una biblioteca es la casa de todas y todos, todas las personas podemos entrar a ella y tenemos la responsabilidad de cuidarla, aunque no hay que caer en ese cuidado desmedido que deja los juguetes de colección en el estuche y hasta arriba del estante para que nadie los toque, sino el cuidado que viene de conocer y valorar algo, los libros y las actividades de fomento deben estar al alcance de todas las personas, se deben tocar, oler, leer y compartir.

Dentro de las Bibliotecas viven cientos de autoras y autores que han dedicado parte de sus vidas a construir la noosfera en la que habitamos todas las personas que estamos hoy aquí reunidas, el mundo de las ideas está nutrido de textos de Sor Juana Inés de la Cruz, Maria Enriqueta Camarillo, Gabriela Mistral, Gabriel García Marquez, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, María Luisa Puga,  Octavio Paz, Ángeles Mastreta, Elena Garro,  Juan Rulfo, Amparo Dávila, Cristina Rivera Garza, Rubí Tsanda Huerta, Humberto Maturana, Jumko Ogata, Yásnaya Aguilar, Jorge Larrosa, Nadia López…uf!, con ellas y ellos podemos tener un diálogo íntimo mientras leemos sus ideas, experiencias, postulados e imaginarios; también podemos hacer diálogos colectivos a través de círculos de lectura, cafés literarios, picnics literarios, caminatas literarias, podemos volverlos experiencias lúdicas y pedagógicas a través de talleres, podemos crear experiencias transversales con otras disciplinas artísticas, científicas, tecnológicas y humanistas. 

Que las personas se acerquen a nuestra casa, toquen la puerta y se queden a pasar el rato depende de que las condiciones estén dadas para ello, recibir a las personas con una sonrisa puede parecer bobo, pero en nuestra cultura es la sonrisa el gesto con el que las personas demostramos apertura a la otredad; la casa limpia es otro factor determinante, que nuestros jardines, pasillos, mesas, estanterías y carritos estén limpios y en buen estado también invita a quedarse; operar programas establecidos como el círculo de lectura y organizar eventos especiales como el aniversario de la biblioteca o el día internacional del libro hace que nuevas personas se acerquen; generar convocatorias para integrar a las y los mediadores artísticos, científicos y académicos de la comunidades establece redes cooperativas.

El fomento a la lectura en una primera instancia tiene que ver por supuesto, con garantizar el derecho a la lectura a través de acercar los libros a todas las personas, facilitar experiencias lectoras y facilitar experiencias de escritura, sin embargo lo subyacente es la interconexión humana que todo esto genera. 

Los procesos creativos que nacen de una persona y desembocan en otra persona son humanos, por ello las estrategias que se emplean en el fomento a la lectura tienen que ver con el espacio de lo sensible y no me refiero aquí a lo sensible como las emociones, alegría, miedo, enojo y tristeza, sino como lo extra-cognocitivo, lo que va más allá de lo que organizamos desde la razón, aquello que nos descoloca, en el espacio de lo sensible estamos apelando a la unicidad de las personas a aquello que nos hace únicas e irrepetibles, habilitamos espacios para hacernos visibles, las bibliotecas son un lugar que nos posibilita aparecer.

Desde los procesos administrativos nos encontramos en la necesidad de recabar estadísticas entre otras cosas para saber si los recursos en los programas están siendo suficientes y si las inversiones son pertinentes, pero las personas que trabajamos en la administración y hemos sido formadas en territorio, sabemos que las estadísticas están dando cuenta únicamente de una dimensión del fenómeno, las personas que hemos tenido la fortuna de estar frente a grupo sabemos que las estadísticas que entregamos no son capaces de dar cuenta de la experiencia, esa que siguiendo a Jorge Larrosa nos forma y transforma, no nos transforma leer 300 palabras por minuto, nos transforma lo que leemos, en el momento que lo leemos y en el contexto que vivimos, además de las personas con las que lo compartimos, cómo lo interpretamos y los caminos que construimos para aplicarlo en nuestras vidas, volverlo pues saldo a nuestro favor.  

Por ello como bibliotecarias y bibliotecarios debemos ser lectores asiduos, curiosos y compartidos, porque solo así sabremos qué de lo que tenemos en nuestras colecciones le sirve a cada persona, recordando que la construcción del pensamiento crítico, no se logra dando las respuestas del examen, sino reflexionando sobre el tema; también somos el puente de las personas-libro con la comunidad, si sabemos que alguien está queriendo aprender sobre las plantas que le conviene sembrar en su jardín y tenemos a una botánica entre nuestras usuarias, podemos ser puente, organizar un encuentro, una charla, una expedición a los jardines más cercanos, invitar a las personas a co-responsabilizarse del cuidado de las especies que hay en nuestros jardines. 

A todas las personas y seres del planeta nos conviene que se fomente el pensamiento crítico, todas deberíamos de reflexionar sobre lo que decimos y hacemos; antes de talar un árbol, encender el auto, gritarle a un niño, tirar algo a la basura, juzgar al vecino, votar por un candidato o candidata, prender un cigarro, correr a un empleado, las personas deberíamos preguntarnos: esto que estoy a punto de hacer es necesario, hay otra forma de decirlo o hacerlo, estoy aportando algo a la comunidad, me estoy aportando algo a mi misma? Tal vez hoy puedo caminar, tal vez puedo explicarle al empleado lo que hizo mal y negociar otra forma de proceder, tal vez no necesito otra silla de madera y puedo conseguir algo de material reciclado, tal vez en lugar de gritar, intente explicarme de otra forma.

Los libros y las actividades de fomento a la lectura nos abren esas posibilidades, esas ventanas a hacer las cosas de otra forma, a tener muchas opciones, a ver el mundo desde los ojos de otras personas, desde otras realidades, desde la empatía, la compasión y el respeto. 

Cuando nos relacionamos en sociedad también queremos ese pensamiento crítico, queremos reflexionar si estamos de acuerdo en el accionar colectivo, si hay otros caminos, si estamos tomando decisiones propias o estamos siguiendo a la mayoría, si estamos compitiendo o compartiendo, cómo podemos comunicarnos para pasar un mensaje sin lastimar intencionalmente a otras personas, sin sacar ventaja, sin engañar, amenazar o manipular, qué estamos haciendo para facilitar la vida a las otras personas. 

El acceso a los libros y a estos espacios colectivizadores del saber nos apoya a construir pensamiento crítico y sociedades más justas, solidarias e igualitarias por ello la literacidad en la Nueva Escuela Mexicana se propone ahondar en  el proceso de lecto-escritura desde una perspectiva transdisciplinar, comunitaria y humanista, para desbordar la definición de alfabetización y alcanzar una función social que vaya más allá de garantizar los derechos humanos y culturales desde la forma y profundice en la labor cotidiana que sensibilice, conscientice e invite al compromiso de todas las personas a contribuir al cuidado, preservación y desarrollo de la cultura, una tarea indefectible.

Por lo anterior, encuentro fundamental que las y los mediadores de lectura se vean a sí mismas y a sí mismos como las personas que facilitan y animan espacios de diálogo, intercambio y aprendizaje comunitario. Lo comunitario toma un gran importancia, porque el aprendizaje significativo -aquel proceso en el que hacemos nuestro el conocimiento porque lo relacionamos con lo que ya sabíamos y con nuestra vida- tiene una relación indivisible con las experiencias situadas, la labor se coloca en que las personas se vuelvan sujetos activos y positivos de sus comunidades, aportando al bienestar propio y colectivo, desde la diversidad de saberes.

En el ámbito de las Bibliotecas considero que todas las personas que formamos parte de este campo semántico asociativo, compartimos la responsabilidad de fomentar la lectura, desde las personas que nos desempeñamos en puestos administrativos y de gestión (ejecutivo, financiero, informático, de almacenamiento y distribución), hasta las mediadoras y mediadores que nos desempeñamos frente a grupo. Porque estamos viviendo una transformación constante de los paradigmas educativos, ahora somos conscientes de que todas y todos tenemos un papel importante y activo en la vida de nuestras comunidades y que nuestras acciones tiene consecuencias a corto, mediano y largo plazo, sabemos por ejemplo que a través de la lectura podemos incidir en el futuro de nuestro planeta si comunicamos las necesidades, mecanismos y posibles soluciones para reducir la contaminación de los océanos, pero también sabemos que muchas veces acercar el libro a las personas no es suficiente, tenemos que desarrollar estrategias de comunicación atractivas, efectivas y muchas veces divertidas para despertar la curiosidad e invitar a la acción y al compromiso, sabemos que estas estrategias serán recibidas de maneras distinta dependiendo del público, una estrategia tendrá efecto distinto si se presenta a niñas y niños de un preescolar, a que si se presenta a estudiantes de la carrera de Ecología en una Universidad.

Pienso también que antes de promover la lectura, la lectura nos debe encantar, el acto de leer, de pensar, de interpretar, tratar de entender a otros y darnos a entender. Porque hablamos con emoción sobre aquello que nos encanta, que nos atraviesa y esa emoción se transmite de persona a persona, en una charla, en una reseña, en un taller. 

Personalmente me gustan los libros porque alrededor de ellos se dan fenómenos que confirman nuestra humanidad, no como cuando picamos la casilla de “no soy un robot” en un Snapchat, sino como cuando podemos elegir si queremos la experiencia del libro de papel con su aroma a lignina o la tableta que facilita el almacenamiento de cientos de libros en un pequeño dispositivo, cuando decidimos hacer círculos de lectura para leer en compañía y comentar lo que pensamos y sentimos al leer una novela, un ensayo, un discurso, o cuando disentimos al hablar de un poema, cuando la discusión se acalora porque el libro era mejor que la película. 

Me gusta pensar en las bibliotecas como centros vivos y activos de la educación y la cultura, desde donde se fomenta la lectura, la escritura y la oralidad con un modelo relacional, multidisciplinar y comunitario, en donde las actividades parten de una práctica situada, los principios de la interculturalidad, el reconocimiento y compartencia de saberes, en donde se pone el foco en los aprendizajes colectivos y el placer, me gusta pensar en las bibliotecas como lugares seguros para las personas de todas las edades,  como oportunidades para hacer florecer la paz.

También me imagino que las Bibliotecas alguna vez fueron utopía, imposibilidades en la mente de algunas personas, pero los seres humanos somos potencia, somos capaces de volver todas las imposibilidades una realidad, por eso ahora tenemos un lugar en el que las personas se reúnen a leer, juntas o separadas, a escuchar un concierto, a ver una danza o mejor aún a bailar una danza, a pintar un cuadro, a escribir un discurso o una poesía, lejos de la competencia y los enfrentamientos, se reúnen a comprender el mundo de otra manera, a imaginar futuros posibles, a hacer florecer las semillas más bellas de cada individuo para que su aporte a las comunidades sea nutriente, abono para la composta, para vivir en el Michoacán que queremos vivir, en el México que queremos vivir, para que todas las personas y todas las comunidades seamos conscientes un día de que somos todas y todos sin distinción de fronteras un gran comunidad planetaria. 

Ponencia presentada en el XIX Congreso Estatal de la Asociación Michoacana de Bibliotecarios, 2024

Fotografía realizada por Eric Sánchez en mi visita a la Biblioteca Pública Municipal "José Ruben Romero" de Santa Clara del Cobre, Michoacán


Comentarios

  1. Muy buena conferencia del papel tan importante que desempeñan los bibliotecarios en sus diferentes espacios. Felicidades!

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