Seis imposibilidades






 Me gusta mucho escribir. Y bailar. Me gusta mucho escribir sobre mi experiencia al bailar. También me gusta mucho la experiencia de escribir bailando y de bailar escribiendo. 

La verdad es que para mi todo tiene que ver con la seriedad que amerita la consciencia de vivir, jugar y disfrutar. Con aferrarme a escribir las reglas del juego para que sea mas justo, transparente, divertido y emocionante. 

Escribrir las reglas de un juego es un asunto muy retador y a mí me gustan mucho los retos. 

Es una contradicción tal vez, pero me gusta la carrera que supone vencer las malas prácticas con herramientas de paz y armonía, desde el entendimiento, la cooperación, la corresponsabilidad y la toma de acuerdos.

El otro día pensaba que soy mi propia personaje de Werner Herzog que anda por ahí con una libreta protocolizandolo todo como en “El enigma de Kaspar Hauser”, una persona que considera muy importente dejar constancia de las cosas que suceden, de las cosas que hacemos, de los momentos que compartimos y de aquello que pensamos, sentimos e intuimos.

Yo creo que por eso me encanta El infinito en un junco de Irene Vallejo porque habla de todos los esfuerzos que se han hecho para registrar la vida en el universo, también me gusta mucho El rey mono de Wu Chengen, porque es una odisea surealista de un personaje que a pesar de sí mismo atraviesa una metamorfósis profunda y El caballito jorobadito de Piotr Yershov porque el tonto de capirote se queda con el mejor caballo aunque chiquito y jorobado, era noble, tenaz y leal. 

Mi ideal en el arte y la vida es que las personas y sociedades llegáramos a ser tan conscientes, honestas, responsables y recíprocas que no necesitáramos organizaciones jerárquicas y mecanismos de control para vivir en armonía y paz, sin embargo esa utopía se ve cada vez mas lejana, mas borrosa, la promesa de la guerra para la paz sigue sin dar resultados a nivel mundial y la resistencia tiene demasiados frentes, las batallas se han desbordado y los discursos son antropofágicos.

Cuando participo en residencias de creación siento realizado el deseo de estar en un laboratorio en el que se hacen pruebas sociales para llegar a acercarnos a esa utopía de no jerarquías y no mecanismos de control, me encanta ensayar una y otra vez, casi obsesivamente las estrategias, herramientas y metodologías que nos acerquen mas a esa afirmación de Basarab Nicolescu  que dice:

 "Ningún nivel de realidad constituye un lugar privilegiado donde se puedan comprender todos los otros niveles de realidad. Un nivel de Realidad es lo que es, porque todos los otros niveles existen a la vez"  

En la historia del feminismo se habla mucho de espacios coletivos de las mujeres en los que se llevaban a cabo prácticas horizontales, sororas y de cooperación para la resolución de los conflictos, como por ejemplo los lavaderos, las cocinas, los salones de belleza, lugares libres de juegos de poder que reivindicaron el valor de la colaboración, la compasión y el respeto, desde donde se gestaron revoluciones sociales muy importantes.

Las mujeres somos valientes, pero también podemos ser estratégicas, sutiles, contundentes, pacientes y perseverantes. 

Las acciones repetitivas, los movimientos que proyectan organización, ecuanimidad, los hechizos que se organizan con las manos y se lanzan al aire, el acompañamiento y la sincronización del pulso son los elementos que me gusta explorar

La diversidad en las corporalidades y el acuerpoamiento del movimiento es un derecho que me interesa reivindicar para todas las mujeres, porque no tenemos la obligación de cumplir con los estándares para ser bellas y disfrutar de ello. 

Un grupo de mujeres creando es un pleonasmo y una utopía a la vez, yo como Alicia pienso en seis imposibilidades antes de empezar el día:

1.- un día viviremos en paz, no habrá mas guerras en el planeta
2.- me saldrán por fin escamas, branquias, pezuñas y alas 
3.- en las salas de juntas habremos personas de todos los géneros tomando desiciones 
4.-desaparece el concepto de propiedad
5.-desaparece el concreto de las ciudades 
6.- todas las niñas, niños y adolescentes tienen un lugar seguro para vivir, comida, ropa, libros y áreas naturales para jugar, explorar y aprender  






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