MUNDO





Mundo moría por un café, pero moría mas por que alguien se lo sirviera, estaba muy cansado, tenía mucho trabajo y había ido al gimnasio, había tenido varias reuniones estresantes ese día, y caminar toda la mañana por los almacenes buscando un lugar ideal para los frágiles floreros que llegarían desde Roma le habían dejado destrozados los pies; así que ahora lo que más quería era un café, pero mucho mas que el café, quería que alguien se lo sirviera y si ese alguien ademas le pudiera preguntar ¿qué tal tu día? mucho mejor!. Mundo solía tomar café solo en su departamento, en la tarde, a eso de la siete, en la ventana, a veces sentado, a veces parado, miraba la puesta de sol y las aves volar en parvada, pero esta vez, Mundo, parado en la entrada de la cocina mirando la cafetera, soñaba con que alguien le ofreciera un café acompañado de una sonrisa y de un par de galletas, que le preguntara ¿que tal tu día? y si no fuera muy descarado pedirlo le diera también un beso, mientras que con sus brazos rodeara su cuello y lo mirara a los ojos tal vez con amor. Pero Mundo sin saber cómo, estaba parado en la entrada de su cocina, mirando fijamente la cafetera, a sus treinta y cuatro años, con el maletín todavía en la mano izquierda y las llaves en la mano derecha, solo. Pudo haber dado la vuelta y salir a buscar lo que soñaba, lo que quería, lo que necesitaba, pero en lugar de eso, se dijo "ok yo me lo preparo".  

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