¿PARA QUÉ BAILAMOS?

 

 



Me pidieron que hable de la danza y aunque siempre hablo de la danza, cada vez me siento más nerviosa, es mucha responsabilidad. Cada día entiendo más a profundidad que la danza, las artes, son fundacionales para nuestra sociedad porque aquello que un día imaginamos lo volvemos realidad. Las ciudades, las leyes, los acuerdos internacionales, la tecnología, todo fue primero una idea en el imaginario de una persona.

 

La danza es capaz de cambiar las realidades a través de la noosfera, a través de las narrativas, a través de habilitar libertades, de alimentar rebeldías, de activar colectividades, visibilizar diversidades y enunciar desigualdades.

 

Me gusta la danza porque nos permite explorar y habitar la potencia humana ¿qué puede un cuerpo? Un cuerpo humano, que también es animal, que también es mineral, salino, acuoso, bacteriano, multitud, composta. Es consciencia, es concepto, idea, imaginería, un cuerpo es tan vasto y complejo como el universo mismo.

 

Venía con el objetivo de compartir otra ponencia, pero cambié de idea porque creo que en este contexto -no sólo por estar enmarcado en el Centro de Estudios de Bachillerato, sino por estar enmarcado en el Día Internacional de la Danza 2021 y por la situación planetaria que vivimos por COVID- urge hablar de lo primigenio, hay que empezar por el principio: ¿Para qué bailamos?

 

Pienso en tres razones que tal vez pudieran ser fundamentos de cientos más:

 

1.-Bailamos para dar cuenta de nosotras mismas. La danza como proceso de autoobservación.

 

Nos ponemos de pie y cerramos los ojos, imaginamos que estamos paradas, frente a nosotras mismas y podemos observarnos tranquilamente, podemos vernos de frente, de lado, desde atrás, desde arriba y desde abajo, observamos nuestro entorno, la habitación en la que estamos, observamos nuestra ropa, la temperatura, los sonidos, observamos nuestros pensamientos y dejamos que revoloteen alrededor de nosotros, no los ignoramos, pero tampoco nos apegamos a ellos, nos concentramos en observarnos, concentrarnos quiere decir poner atención a lo que estoy haciendo aquí y ahora, observamos nuestra postura, hacia dónde apuntan las palmas de las manos estando así de pie, hace no mucho tiempo me dijeron que si apuntan hacia atrás indican que la persona es alguien a quien le gusta mirar su pasado, si apuntan hacia el frente a la persona le gusta atender a su futuro y si miran hacia las piernas la persona vive el aquí y el ahora, observamos también nuestros sentimientos y reconocemos que todo esto que estamos observando es transitorio, todo lo es.

 

Nos observamos porque entramos a lo que me gusta llamar La Cueva, la psique, al entrar a la cueva entramos a nosotras mismas, nos habitamos a nosotras mismas, nos miramos a nosotras mismas, nos miramos por dentro, como los murciélagos miran con su sonar de ultrasonidos. La cueva es el lugar seguro en el que podemos sanar para luego volver al camino, indagamos lo que implica habitarnos, potenciando los silencios y conectando con ritmos y símbolos –aquellas pinturas rupestres- que tal vez estaban olvidados.

 

Luego seguimos observando, ahora más puntualmente la columna vertebral mientras generamos una curva alta, luego los pies para seguirnos preguntando ¿qué puede un pie? ¿qué puedo siendo pie?, luego observamos la pelvis, porque nos interesa observar también todo aquello que nos han enseñado a ignorar, nombrar lo innombrable, darle su lugar, respetar y honrar cada pedacito de esto que somos: nuestro primer territorio; luego observamos el cuello, no nos juzgamos, ni criticamos, ni comparamos, solo observamos, nos observamos siendo cuello.

 

Nos observamos a través de las observaciones que hicieron otras personas como Doris Humphrey y José Limón, nos conectamos en la composta del tiempo con sus ideas del columpio, del momentum, de las curvas, de la respiración, del uso del peso del cuerpo para encontrar impulsos.

 

Y luego todo eso que observamos explota, se desborda, se expande en un instante en el que nuestra unicidad puede ser develada ante nosotras mismas y ante otros seres con los que compartimos la cotidianeidad, llegamos al momento de la improvisación, improvisamos porque hemos trazado ya un boceto de ruta, porque observarnos nos ha señalado el camino y la exploración ha recibido algo de luz, tenemos ideas más claras de lo que estamos encontrando, porque todo el tiempo que nos observamos, todo el tiempo que nos exploramos, todo el tiempo dentro de la cueva, nos ha acomodado ideas, nos ha liberado espacio, es como limpiar nuestra casa, despejar el camino.

 

También como parte de nuestra práctica, escribimos para llevar una bitácora del proceso, dejar testimonio de aquello que un día fuimos, hacer obra de la huella, materializar la ideas, darle cuerpo al cuerpo, suspender el tiempo, teorizar la experiencia. La mano sinuosa imprime la fuerza necesaria y regala las pausas obligadas para transportar la idea al lápiz, el lápiz que crea surcos que son dibujos y cuerpo e ideas y que son todos juntos, una danza ritual que queda impresa en papel, el papel que un día fue pared de una cueva.


 

 

 

2.-Bailamos para relacionarnos con los demás seres y el entorno. La danza como proceso de interculturalidad.

 

Cuando nos movemos comunicamos, narramos, contamos historias. Todo aquel viaje que hicimos a la cueva, los cientos de viajes que hacemos a la cueva, se describen en nuestros movimientos, esas pinturas rupestres se quedaron grabadas en nuestros sistemas y van definiendo la ruta, el camino.

 

Le contamos al mundo en nuestro lenguaje aquello que hemos develado de nosotras mismas y del universo. Nuestra versión de la historia, la historia desde nuestra perspectiva y como venimos de observarnos sin juzgarnos, hacemos eso con las demás personas, observamos y escuchamos sin juzgar, somos conscientes de la diversidad, nos relacionamos desde el respeto, sabemos que el espacio es de todes así que la voz de todes es escuchada y la diversidad en el movimiento es reconocida como la riqueza, como la potencia, como lo que nos une.

 

Nuestro propósito es humano, planetario y rebelde: no queremos movernos iguales, queremos ir juntes, aún hoy cuando la realidad nos ha empujado a quedarnos bailando en un pedacito de nuestras casas con las cámaras apagadas, sabemos que estamos juntes y la energía, las exploraciones, las sinceridades nos conectan a niveles tan profundos que ninguna corporación sería jamás capaz de espiar, de apropiar, de chulear. Por eso bailar también nos empodera, porque vamos dándonos una idea de lo que puede un cuerpo, un cuerpo colectivo.

 

Reflexionamos acerca de lo colectivo cuando hablamos del papel de la mujer en la danza, porque también hablamos de las mujeres de nuestras familias, de la importancia de la mujer en la sociedad y desde el cuerpo, desde el movimiento, desde la cueva nos preguntamos ¿porqué existen estas desigualdades? ¿qué podemos hacer para desdibujarlas? ¿qué puede un cuerpo en estos casos?

 

Salimos de nosotras mismas en busca de las otras, dispuestas a encontrarnos, conocernos y reconocernos, por eso bailar también es fiesta, celebración y goce. Y este goce cabe porque no hay jerarquías, no hablamos del que mejor baila, la que mejor entiende, la mejor tarea, la mejor calificación; hablamos en cambio de compromisos, de ejercicios de honestidad, de oportunidades, deseos, de las razones que tenemos cada día para sonreír y luego las volvemos danza, porque todo puede ser danza.

 

Pero nosotros distinguimos de una danza que se argumenta desde lo real, lo que nos atraviesa y nos desacomoda, lo que nos conmueve y nos implica, no de pasos aprendidos de memoria que no cuentan nada de nuestras historias, esas danzas son como la maruchan, se pegan a la pared de los intestinos y nos enferman, nos contaminan.

 

Nosotras estamos en la construcción de una danza sostenible, que no contamine, que no arrase con nuestros recursos, que no lastime nuestro entorno o a los seres con los que cohabitamos, que sea más bien abono, composta, territorio fértil, que sea vida.

 

Hacer danzas con las razones que tenemos para sonreír también fortalece nuestras identidades, porque nos sentimos orgullosas de lo que somos, de dónde venimos y de con quienes compartimos la vida, establecemos claramente nuestras prioridades, desarrollamos nuestras habilidades para narrar y traducir.

 

También vamos aprendiendo poco a poco a hacer tiempo, tiempo abierto, tiempo de escucha, tiempo sensible y entonces cada vez tiene más sentido entrar a la cueva y compartir los hallazgos.

 

 

3.-Bailamos para ser una mejor versión de seres y de sociedad planetaria. La danza como proceso de desarrollo humano.

 

Cuando cursaba mi Maestría en Desarrollo Humano conocí la teoría del Desarrollo a Escala Humana de Max-Neff quien plantea que las necesidades humanas son carencias al mismo tiempo que son potencias, son aquello que nos mueve, que nos impulsa porque necesitamos satisfacerlo, “la necesidad de afecto es potencial de afecto” nos dice Neff; por ello habla también de satisfactores de las necesidades humanas, los satisfactores son todo aquello que nos ayuda a colmar las necesidades: formas de organización, estructuras políticas, prácticas sociales, condiciones subjetivas, valores y normas, espacios, contextos, comportamientos y actitudes; todas en una tensión permanente entre consolidación y cambio” (1)

 

A diferencia de las necesidades humanas, los satisfactores de las necesidades humanas varían de contexto a contexto, por eso resulta tan importante referenciar desde lo geopolítico, lo histórico, lo cultural, el género, lo económico, etc.

 

El capitalismo, su producción y consumo desmedidos han generado un medio en el que los bienes son el centro de la vida, por ello, algunos de los satisfactores, se sobre atienden -aunque no democráticamente y muchas veces no pertinentemente- y otros simplemente se olvidan, porque hemos puesto el foco en el artefacto y olvidamos la necesidad.

 

Cuando hablamos de sostenibilidad, queremos que los bienes potencien a los satisfactores de las necesidades humanas, es por eso que necesitamos revisitar los procesos de interculturalidad para que desde ahí generemos formas de organización social, modelos políticos, económicos y mapas de valores que reconozcan y edifiquen la diversidad, la pluralidad, la otredad, la alteridad y finalmente como consecuencia la dignidad humana, un medio que permita potenciar y no frustrar las necesidades humanas.

 

En este sentido, observo que la danza y la educación artística muchas veces está atendida de forma genérica, como si todas las personas tuviéramos las mismas capacidades, los mismos intereses, las mismas infraestructuras y el mismo sistema de valores.

 

Así que tener en la currícula de materias una asignatura de danza estaría atendiendo en teoría las necesidades de subsistencia y ocio, sin embargo suceden dos fenómenos que he detectado también como generalidades:

 

El primero es que el personal docente, directivos, coordinadores y les maestres al frente de la asignatura, esperan que la asignatura sea el espacio de producción de espectáculos para los eventos sociales de la institución

 

El segundo es que si la escuela es especializada en artes y /o danza es que el personal docente, directivos, coordinadores y les maestres al frente de las asignaturas esperan que les alumnes trabajen arduamente para convertirse en artistas que sueñan con pisar los más grandes teatros de México y el mundo a costa de todo.

 

Estos dos fenómenos propician que sean ignorados así los satisfactores de las necesidades humanas, las particularidades y las peculiaridades de la comunidad y les alumnes, dando prioridad a la productividad, insertando a la danza al sistema capitalista, deshumanizando la disciplina.  

 

Se ponen en el centro la institución y sus objetivos cuantitativos, se dejan de lado las verdaderas necesidades de les alumnes, es decir, los satisfactores que en este caso serían la asignatura de danza y la escuela (artefactos) trabajan para producir bienes (espectáculos) y no para satisfacer subsistencia y ocio a través de estrategias pedagógicas que detonen y propicien equilibrio, adaptabilidad, diversión, abstracción, divagación etcétera como habilidades sociales en les alumnes.

 

Afortunadamente también hay espacios educativos como éste en los que los docentes que estamos trabajando con un enfoque humanista la danza, y en los que nos sentimos arropados por una comunidad educativa sensible, empática, solidaria, abierta y flexible, siempre atenta a las necesidades de les estudiantes y con una amplia consciencia de la realidad de la comunidad en la que se desarrolla.

 

En realidad, la danza cuando se colectiviza con un enfoque sensible y humanista atiende satisfactores de las necesidades humanas como:

 

Salud física, salud mental, equilibrio, solidaridad, humor, adaptabilidad, refiriéndonos a subsistencia

 

Cuidado, autonomía, solidaridad, cooperar, defender, refiriéndonos a protección

 

Autoestima, solidaridad, respeto, tolerancia, generosidad, receptividad, pasión, voluntad, sensualidad, humor, amistades, parejas, familia, animales domésticos, plantas, jardines, expresar emociones, compartir, cuidar, cultivar, privacidad, intimidad, hogar, espacios de encuentro, apreciar refiriéndonos a afecto

 

Conciencia crítica, receptividad, curiosidad, asombro, disciplina, intuición, racionalidad, refiriéndonos a entendimiento

 

Derechos, responsabilidades, obligaciones, atribuciones, trabajo, refiriéndonos a participación

 

Divagar, abstraerse, soñar, añorar, fantasear, evocar, relajarse, divertirse, jugar, refiriéndonos a ocio

 

Habilidades, destrezas, método, inventar, ámbitos de producción y retroalimentación, espacios de expresión, libertad, refiriéndonos a creación

 

Pertenencia, coherencia, diferenciación, asertividad, comprometerse, integrarse, confrontarse, definirse, conocerse, reconocerse, actualizarse, crecer, refiriéndonos a identidad

 

Discrepar, optar, diferenciarse, arriesgar, conocerse, asumirse, desobedecer, meditar, refiriéndonos a libertad

 

Personalmente me interesa explorar, compartir y democratizar la danza como un altoparlante que pone en el centro a las personas y por ello que trabaje en atender las necesidades humanas y la agenda de los derechos humanos:

 

*    Derecho a la vida

*    Derecho a la libertad

*    Derecho a la seguridad

*    Derecho a la educación

*    Derecho a la salud sexual y reproductiva

*    Derecho a una vida libre de violencia

*    Derecho a la vivienda

*    Derecho a la autonomía económica

*    Derecho a no ser torturades

*    Derecho a participar en los medios de comunicación

*    Derecho a no ser representadas a través de escenas sexistas

*    Derecho al asilo político

*    Derecho a una nacionalidad

*    Derecho a la libertad de pensamiento

*    Derecho a la participación política

*    Derecho a cuidados y asistencia especial en la infancia

*    Derecho a la vida cultural.

 

Quien crea que bailar se trata de competir, de moverse bonito, de complacer a otros, de subordinarse a las ideas, tiempos  y deseos de la gente en el poder (jurados de becas, directores de compañías, maestros, gestores culturales, programadores, etc), no ha entendido nada, está alienada, alienado, tiene miedo de descubrir su misterio, su potentia gaudendi, pero nosotras, desde la cueva, salimos para encontrarle, tenderle la mano y decirle con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja:

 

 

¡Bienvenide a la revolución!

 

 

 

 

1.-Max-Neff, M., Elizalde, A., & Hopenhayn, M. (1986). Desarrollo a Escala Humana una opción para el futuro (Especial 1986 ed.). Editorial Nordan Libreria y Distribuidora Atenea Yaguaron 1397 Montevideo URUGUAY.

 

 

ESTA PONENCIA FUE HECHA Y PRESENTADA EN LA CELEBRACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE BACHILLERATO DR. IGNACIO CHAVEZ EN ABRIL DE 2021

GRACIAS A MIS COMPAÑERAS ROSALBA RÍOS Y YUNUEN SOTO POR DETONAR ESTAS IDEAS

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA BIBLIOTECA COMO ESPACIO COMUNITARIO

MUJEROSIDAD

EL MAESTRO DE DANZA COMO ORIENTADOR EXPERTO