Estoy a dieta de danza. Y río a carcajadas.



Hoy me siento diferente, inestable, pero segura, no de todo, de todo no; pero de lo que he sabido siempre sí, de eso sí segura. La escena. ¿De qué estoy hecha? ¿Qué es todo esto que me está pasando cada día?. No me conozco del todo. O me engaño a mí misma. Tal vez me conozco a la perfección y finjo no saber aquello que de mí me da miedo. O no me gusta. O tal vez sí me gusta, me encanta! Y por eso me atemoriza... ¿De qué es mi piel? ¿Y mi memoria? Estos recuerdos ¿son míos? o ¿los construimos en colectivo?, hace unos días recibí un correo que me dejó claro que hay gente que se siente autor y protagonista en mí propia historia, exigiendo resultados esperados. Ay las expectativas! Ay los fantasmas! A veces la ausencia es la mejor medicina. Los maestros pueden llegar a ser un verdadero dolor en el trasero.Dicen que tengo expandido el diafragma, yo siento dolor. Tengo el cuerpo lleno de aire. Hoy pude ver dentro de mí un tubo suave, color crema, como si estuviese iluminado desde afuera, éste tubo atravesaba mi cuerpo por dentro desde el piso pélvico hasta la boca, y estaba muy amplio y no se cómo pero estoy segura de que eso antes no estaba así. Tengo esta sensación de tener adentro de mí mas de lo que puedo contener, como cuando te quedas con ganas de decir algo a alguien. Los procesos creativos NUNCA son sencillos. Y ahora la palabra. La voz. El profundo suspiro de alivio. El aliento. Con sonido y sin él. Sencillo y con doble burbuja, saliendo del cenote sagrado escondido entre las grutas de pinturas rupestres de Mérida a donde fui con Mariana y en el que descubrí que puedo ser mas valiente de lo que imaginaba. Y las vibraciones, que me hacen sentir como murciélago, sin haberlo sido nunca. Y la dimensionalidad que le da esto nuevo a mi cuerpo, una nueva lectura, una nueva silueta, que nada tiene que ver con el espejo. Y es muy fuerte lo que devela de mí, y todavía no sé en qué peldaño del librero lo voy a  acomodar. Lo primero que aprendí de la danza y que me ha acompañado como una verdad toda mi vida, es que duele. Es la transformación. Es dolorosa. Sobra decir que vale la pena, es estúpido decir que vale la pena. Por supuesto que vale la pena, toda ella. Me escucho en mi hueco inglíneo, me escucho por dentro, mis órganos generan vibraciones que llegan a la piel y la traspasan como si ella no fuera una frontera, sino un puente con la materia oscura. Soy una con el universo. A través de las vibraciones. A través de mi voz. Y su potencia me empodera. Abrazo mi voz de mujer. Me amo. Y sin embargo todos los días tengo dudas.
¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Cómo demonios llegué aquí? Debo estar loca! Pero estoy feliz! No estoy cómoda. Así es que Adriana Castaños me diría que voy bien. "El escenario no es un lugar para estar cómodos" dice ella. Me encanta moverme. Estos últimos ensayos en los que se trabajó sobre construir un diálogo entre mi cuerpo y mi voz han sido maravillosos. Mas o menos algo así creo que soy. Una mezcla. Un todo. Miro las nubes y pienso en las pequeñas grandes diferencias de las dinámicas grupales y me gusta, almorzar tortas de chilaquiles por ejemplo. Y no se diga la memoria. esa ha sido toda una aventura también, he grabado las escenas como notas de voz en el iphone y las escucho mientras lavo trastes, mientras paseo a los perros, mientras me baño. Cada quien tiene su método me dijeron. El mío va bien. Aún así. Muero por tomar una clase de danza! Aprenderme un ejercicio de la barra. Desplazarme violentamente mientras busco la periferia con mis distales. Hacer chistes de bailarines y que todos me entiendan. Entrar en un salón en silencio en donde todos estén preparando su cuerpo. En donde el desfile de "trapos" sea cotidiano, irrelevante. Pero estoy a dieta de danza. Y esta dieta me va bien. Los procesos creativos, son también depurativos. Entrar por la primera calle, mostrar las maletas, intentar correr por un desahogo de veinte centímetros, más volumen, meter la lámpara, miradas de complicidad, sonrisas sinceras, y la cobija? Las luces Ramón!!! jajaja. Y del otro lado seis ojos llenos de ilusión, nervios, impaciencia. Todos vamos caminando en el bosque de la incertidumbre. 
Darme cuenta de que no pertenezco a nada, sino a mí. Y no quiero decir a mí, como la idea de mí en un sentido posesivo, de pertenencia o de empoderamiento. Sino mas bien a mí. A mí que no soy yo, ni nadie, a mí que soy todos, que soy uno, que soy dios. Que soy mar. Que soy luz de trabajo. Que soy multicolor. Que soy inclusive aquello que no sé que soy. Aquello que soy cuando cierro los ojos y puedo ser la lluvia, puedo ser las alas y el viento, puedo ser las vibraciones y el silencio, puedo ser las cuerdas de las guitarras raspando, puedo ser adentro y afuera, puedo ser sonrisa, puedo ser la niña de tres años columpiada por su papá, esa que apenas soñaba con lo que había vivido durante el día, como un recuento, sin ilusiones compradas, puedo ser aquella que no soñaba con tener una etiqueta de bailarina, puedo ser verdad. Y río a carcajadas. Y bostezo con sonido porque encontré mi voz!

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