No es lo mismo Súperman que veinte años después...

Así decía mi maestro Jaime Blanc refiriéndose al paso del tiempo en los bailarines, y a mí siempre me dio mucha risa porque yo lo veía a él y a todos mis maestros tan enteros, tan gallardos, que nunca pensé que estaban viejos para hacer lo que hacían, de hecho siempre disfruté mucho su seguridad, su aplomo, su sinceridad en el escenario, y me quedaba claro que eso tenía que ver con la experiencia, porque los jóvenes no se veían así, eran virtuosos, claro! era poesía ver a Pepe Tobilla bailando como si su cuerpo estuviera hecho de agua y alguien hubiera dibujado el contorno de su figura para hacerlo empatar con los demás, era majestuoso ver a Tussi con toda esa energía vital a través de sus expresivas manos y pies, alargar esas piernas de lineas perfectas para cruzar de una sola zancada el escenario completo,  agitar su rubia melena en cada remate, pero seguía sin ser lo mismo.

Cuando Miguel Añorve se paraba en escena parecía un gigante guerrero, a mí me daba siempre está sensación de que tenía que pedirle disculpas por mi pobre existencia jajaja y él es tan bueno, tan sencillo y empático con los alumnos, él fue el primero en hablarme de Martha Graham, de su experiencia en Nueva York y de cómo ella sacaba alumnos de sus clases a la menor muestra de frágil voluntad, él me inició en el trabajo de las imágenes como herramientas para comunicarme con mi cuerpo y lograr que éste hiciera lo que yo deseaba, también él le dijo a mi mamá que yo no podía faltar nada mas porque se había muerto mi abuelita, eso no era pretexto para dejar de lado mi compromiso con la danza.

Cuando la Maestra Antonia decidió retirarse yo no lo entendía, me parecía inconcebible! y puedo decir que yo era parte de un grupo de alumnos ridículos que estábamos enojados con ella por su decisión, pero es que sabíamos cuánto la íbamos a extrañar en el escenario...y así fue.


Luego entramos una camada de jóvenes bailarines que si bien teníamos muchas ganas y estábamos muy bien preparados (tuvimos a los mejores maestros!!!) lo único que podíamos hacer para tratar de igualarlos era vomitar energía de principio a fin, intensificábamos nuestras interpretaciones al grado de María Félix, pero aún no éramos intérpretes, éramos ejecutantes. 

A lo largo de mi carrera y sobre todo a partir de mi independencia de BNM he buscado mi manera personal de ser bailarina, he tratado de deshacerme de lugares comunes, de prejuicios, de tabúes, del peso emocional que conlleva ser parte de esa familia. Pero hay otras cosas de las que nunca me quiero deshacer como ésta imagen de mis maestros sabiendo perfectamente qué estaba pasando con su cuerpo y su alma en cada momento de una obra, de ésta forma tan aguerrida de defender sus rituales de preparación, sus espacios de calentamiento, su sala juntas que mas bien era sala de café y cigarros, de ésta claridad al hablar y expresar sus ideas y sentimientos. Yo nunca vi en ellos miedo a la confrontación, eso lo conocí después, esa falsa diplomacia que no lleva a nada. Discutir era parte del crecimiento, y permitirles a otros que su temperamento se mostrara en su máximo esplendor y abrazarlos así tal cual, me dejó ver que necesitamos dejar que los demás sean sinceros para poder conocernos a nosotros mismos también. Qué tipo de artistas somos hoy, si no somos capaces de escuchar las necesidades de los demás? Con esto de las becas, los apoyos y los tiempos de convocatorias, entregas, informes, a veces me da la impresión de que estoy tratando con pequeños empresarios del arte y no con artistas.

Hace una semana me lesioné, grave, doloroso, deprimente. Afortunadamente mi familia es mi equipo de soporte, el mejor del mundo, y gracias a ellos estoy recuperándome ya de eso, pero durante la terapia, la doctora (quien también es bailarina -una muy hermosa y experimentada-) me dijo ya no tenemos quince Natalia todavía hoy estoy tratando de entender la totalidad de la frase porque puede parecer una rendición ante el inminente retiro -sé perfectamente que ella no me lo dice con éste sentido, pues ella siempre me anima a seguir y a hacer cosas nuevas- creo que es mucho mas profundo que eso. Creo que tiene que ver mas bien, con que ha llegado el momento de pertenecerme, de apropiarme de mí misma y dejar de verme como una ejecutante al servicio de los creadores, de hacerme cargo consciente y responsablemente de mí misma, de mi espacio vital, alejando a aquellas personas que me hacen daño; hacerme cargo de mi corazón, atendiéndome como atiendo a los que amo; hacerme cargo de mi cuerpo, atendiéndolo, acondicionándolo, limpiándolo para que sea el santuario de paz y creatividad que sueño que sea. 

Así que mas allá de pensar en que ya estoy en edad de retirarme, pienso que ya estoy en edad de dedicarme, dedicarme a mí, dedicarme tiempo, dedicarme amor, dedicarme los cuidados y atenciones que necesito. Mi carrera contra el tiempo aquí acabó, mi carrera de artista no, esa está en sus mejores momentos. Tumbada sobre un arcoiris de sensaciones y colores, invadida por los aromas y los recuerdos, acompañada de mis maestros, mirando hacia adentro, no es lo mismo Superman que veinte años después, es mucho mejor!!!

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