Pequeña carta de adiós



La sesión con Ale es el inicio del adiós, no me da miedo despedirme porque sé que te quedarás conmigo. Cuando ya no estemos aquí, estaré sentada en la mesa de mi comedor,  o terminando de entrenar, cuando vaya en bici sintiendo el viento, cuando platique con Quetzal, cuando de un paseo por el Planetario con Lilus, cuando vea una película, cuando camine por el centro de Morelia, antes de cerrar los ojos, tu presencia vibrará dentro de mí, recordaré tus piensos, sentiré tus abrazos, miraré tus ojos y una sonrisa se me escapará. Te voy a extrañar por supuesto, pero extrañar es lindo también, extrañar es saber de cierto que te llegué a conocer y te quiero, que un hilo de luz nos conecta, que nos pudimos reconocer, abrazar y contener. Gracias por mi regalo. Lo guardaré en mi corazón porque se siente bonito. No lo dudes nunca, yo también estaré para ti y honraré tu recuerdo.

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