Callada
A muchos de nosotres se nos ha fracturado la quinta vértebra, haciendo alución a Marcela Quiroz Luna, quien a su vez alude a Derrida, al hablar de un punto clave en las estructuras, aquel que cohesiona y por tal, permite el equillibro de fuerzas que evita la caída; se nos han desplomado las certezas y la disposición del cuerpo ha cambiado, el cuerpo social, pero también el cuerpo humano como posibilitador de la experiencia.
Ahora hacemos todes un poco de arqueología y equipo de rescate, levantando los pedazos de aquella estructura que fuimos, discerniendo entre lo escencial y el escombro, con el doloroso descubrimiento de aquellas piezas que faltan y que faltarán para siempre.
¿A ustedes también les ha pasado? Yo experimiento una desvinculción de ser cuerpo y ser tiempo, entonces, como un gato sin bigotes, no puedo medir el espacio. No sé que día es, pero más angustiante aún me resulta, no saber si debe o no importarme.
Nos imagino como moluscos expuestos, en busca de una nueva caracola que pueda ser nuestra casa protectora, desde la cual podamos intentarlo otra vez, pero ¿intentar qué? amar sin poseer tal vez, coexistir desde nuevos acuerdos en los que todo sea posible, en donde premie el cuidado.
He empleado en mi trabajo creativo el término "callada" que robé del mundo surf y que alude a la calma que existe entre una ola y otra en el mar, es en mis obras un descanso, un momento de contemplación en el que la información se asienta y que sirve como puente entre tacere y silere, el primero que desde la voluntad, acalla en sí algo existente y el segundo, siendo de la naturaleza, la ausencia de ruido y movimiento.
Hoy, espero ansiosa que ésa callada llegue, porque éste oleaje me revuelca y no logro distingur lo que es arriba y lo que es abajo, solo observo allá, fuera de mí, mi vertical tumbada.
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