Reflexiones y consideraciones en torno al individuo y la colectividad.
“El ideal del etnólogo consiste en estar lo
suficientemente distanciado como para comprender el sistema en cuanto sistema y
participar lo bastante como para vivirlo en cuanto individuo.” Marc Augé
Pasé una etapa de mi vida leyendo a Marx,
Nietzsche, Ende, García Márquez y Hesse, preguntándome si alguno de sus relatos,
teorías y propuestas de la sociedad y el individuo, satisfacían mi ideal de ser
humano y más allá de considerar que sus influencias me han formado como una
libre pensadora, me inclino más a creer que como dijo Montaigne formo parte de
las masas que a lo más que llegamos es a entreglosarnos sin generar nuevos
pensamientos.
Lo que creo que me han dejado éstos autores es la
posibilidad de aproximarme y experienciar la danza contemporánea como un
sistema que puede y necesita ser estudiado filosófica y antropológicamente
porque una vez que tengamos información detallada acerca de cómo nos re-conocemos,
nos organizamos, nos ritualizamos, nos cuidamos, nos comunicamos, alimentamos,
compartimos, convivimos, etc, podremos proponer desarrollo y crecimiento en
nuestra área y que éstos tengan una injerencia clara y contundente en la
sociedad de la que formamos parte, por ello me parece pertinente preguntarme qué
es el individuo y la colectividad en la danza contemporánea.
Acerca del individuo.
“El individuo no es, pues, más que el cruce
necesario pero variable de un conjunto de relaciones.” Marc Augé
Encontré hace un tiempo un podcast de un grupo que
se denomina Serpentine Galleries que habla de ecología y realizan una
investigación dentro de un Simposio de Biología en la Universidad de Westminster
en Inglaterra, que se llama The shape of the circle in the mind of the fish,
con el subtítulo “we have never been one” Ellas plantean que el cuerpo humano
está compuesto por más bacterias no humanas que humanas, a través de relaciones
simbióticas éstas nos permiten funcionar y de echo nos conforman, entonces se preguntan:
si funcionamos gracias a éstas bacterias
y micro organizamos ¿somos humanos sin ellas? Partiendo de ésta reflexión,
preguntan a los participantes ¿te consideras un individuo o una multitud? Y las
respuestas son muy interesantes, entre ellas hay quien dice que se consideró un
individuo hasta que se embarazó y se dio cuenta de que había dos cerebros
pensando en el mismo cuerpo, por lo que consideró que siempre serían el mismo
cuerpo aún separados; otra participante menciona que habiendo tanto micros
organismos habitando y haciendo funcionar al cuerpo humano deberíamos
re-definir el concepto de uno mismo como un cúmulo de formas de vida, una
multitud. Por su parte las sociedades de Benín en Africa consideran una pluralidad
interna más que una individualidad, en su ritualización delimitan sus partes constitutivas, consideradas como algo autónomo y
objeto de culto específico por ejemplo se consideran los riñones como el
lugar de donde manan los pensamientos, la cabeza como el sentido de la
decisión, o el ombligo como el nacimiento de la cólera. Y como estos ejemplos
podemos encontrar diferentes interpretaciones y concepciones de lo que llamamos
en occidente el individuo, claramente nuestra concepción está íntimamente ligada
con la descripción que hace Darwin en su libro La evolución de las especies que nos coloca como especie pensante,
separada de las demás y que se encuentra en una lucha de poder y sobrevivencia
a través de la competencia, sin embargo es posible que hayamos obviado la
colaboración y cooperación que existe en nuestro organismo que nos permite no
sólo llevar el día a día, sino emprender batallas para deshacernos de amenazas
biológicas, agresiones físicas, peligros potenciales, etc; entonces me pregunto,
¿qué nos hace pensar que el funcionamiento social debe ser diferenciado del
funcionamiento individual? Si somos parte de la naturaleza, porque nosotros
mismos somos naturaleza, ¿por qué no podemos pensar que el bien de la comunidad
es en realidad el bien individual y viceversa? Tal vez la noción de individualidad
es en realidad irreductible y no se adquiera existencia sino a través de la
relación que nos une.
Siguiendo éste tren de pensamiento me pregunto ¿que
nos define como individuos en la danza? Y ¿como podemos sostener nuestra
individualidad dentro del grupo o compañía en la que bailamos? Para empezar se
me viene a la mente una función que presencié hace unos días en donde un joven
bailarín se desprende del grupo y se dispone a hacer un solo, el inicio de éste
mostraba una exploración de movimiento como suerte de transición e
inmediatamente después comenzó a ejecutar una frase de movimiento previamente
montada, en éste preámbulo/transición nos mostró su yoicidad y durante la frase
la soltó para encarnar la voz del coreógrafo, ergo la voz del grupo, cuando nos
mostró su yoicidad nos dejó experienciar su individualidad y cuando nos mostró
la frase nos dejó ver la comunidad a la que pertenece. Pero ¿podemos habitar el
lenguaje colectivizado desde nuestra unicidad, podemos sostener nuestra postura
individual al movernos con el grupo? Considero que como dice Lévi-Strauss la
alienación es un paso importante para conformarnos como individuos de una
sociedad, pero considero también que llegado el momento puede desbordarse. Para
que esto suceda deben existir condiciones que propicien, alienten y edifiquen
las búsquedas personales y que éstas búsquedas personales conlleven un
beneficio colectivo. Por ejemplo, Joseph Pilates desarrolló su método por la
necesidad de mejorar su salud, tomó herramientas de la yoga, gimnasia y
traumatología para generar su propio entrenamiento, posteriormente al ser
encarcelado en un centro de concentración durante la primera guerra mundial se
dedicó a auxiliar a sus compañeros enfermos y heridos creando el sistema de
camas y poleas que hoy conocemos como Reformer que hasta la fecha sigue
ayudando a mejorar la salud y rehabilitación de las personas; un proceso
similar ocurrió con artistas como Martha Graham, que desde una búsqueda
personal atienden necesidades de desarrollo colectivo; pero el desarrollo
colectivo es imparable, el aporte de Martha Graham fue seguido de un sinnúmero
de coreógrafos que siguen desbordando la alienación de su comunidad para
proponer algo más, pero ¿somos todos nosotros capaces de sostener nuestra
individualidad aún dentro de la comunidad? Y ¿somos además capaces de
potenciarla para el bien común? Yo creo que sí, pero tenemos que desearlo y
trabajar comprometidamente en ello.
Acerca de la colectividad.
Quisiera empezar hablando acerca de la diferenciación que plantea Patrice
Giasson sobre la colectividad y la comunidad siguiendo los estudios y
planteamientos de Bajtín -teórico literario ruso- acerca del enunciado: lo
dado, lo planteado y lo creado, en el que a grandes rasgos propone darle más
importancia a lo que se enuncia que al enunciado, es decir, “la aportación individual es el elemento
esencial del discurso y hasta la voz fundamental que, sumada
a las voces de los
"otros" nos
permitiría concebir la existencia
de una colectividad particular” 1; por lo que
Giasson en un estudio titulado “el yo y los otros: comunidad o colectividad” se
dispone a través del análisis de un cuento cosmogónico náhuatl puntualizar las
diferencias subyacentes en la utilización indiscriminada de éstos dos términos en
los discursos. Giasson nos dice que la palabra comunidad no tiene el mismo
alcance que la palabra colectividad, la definición de comunidad que encontramos
en los diccionarios, enciclopedia y wikipedia no da cuenta de la multiplicidad
de “yos” que la construyen, Wikipedia nos dice: Una comunidad es un grupo de seres humanos que tienen ciertos elementos
en común, tales como el idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo,
edad, ubicación geográfica, estatus social o roles. Por lo general, en una
comunidad se crea una identidad común, mediante la diferenciación de otros
grupos o comunidades (generalmente por signos o acciones), que es compartida y
elaborada por sus integrantes mediante la socialización. Generalmente, una
comunidad se une bajo la necesidad o mejora de un objetivo en común, como puede
ser el bien común; si bien esto no es algo necesario, basta una identidad común
para conformar una comunidad sin la necesidad de un objetivo. Giasson dice
que la colectividad es un conjunto de yos que establecen diálogos, la comunidad
tiende a disminuir la aportación individual; en la lectura generalizada se
sacrificaría al individuo en pos de la comunidad, en la propuesta de Giasson se
potencia al individuo, en sus palabras: “Las
propuestas de Bajtín
tienen algo muy innovador en el
sentido de que la cultura,
la tradición, la "comunidad", ya
no ocultan al
"yo" presente, o al "otro", sino
que se aceptan como el
resultado de este
necesario diálogo entre las unidades
y el todo que resulta del hecho constituido
por la multitud de estas unidades mismas”.
Aterrizando éstas concepciones sociales al tema que nos atañe diremos que la
danza en sí es el territorio colectivo, y los hacedores somos la colectividad,
lo complejo aquí, es que la riqueza histórica, los conocimientos y saberes que
se generan en éste territorio de múltiples yoicidades son bienes intangibles,
por lo que resulta indefinible, ilimitado e indomable. Me pregunto entonces, ¿Cómo
se regula para su cuidado, conservación, desarrollo y crecimiento un territorio
indefinible? ¿A quien pertenecen los saberes, hallazgos y recursos de éste
territorio? ¿Cuáles son los actores con los que se deban generar acuerdos? Y ¿desde
dónde las autoridades generan políticas culturales de sustentabilidad? Todo lo
anterior ¿es necesario?
La noosfera es el espacio colectivo planetario no tangible en donde residen
las ideas, si transformamos la noosfera, transformamos la realidad, por ello,
al hablar de procesos encuentro importante diferenciar lo grupal de lo
comunitario y lo colectivo.
La danza tiene la capacidad de atender satisfactores de las necesidades
humanas indispensables para el desarrollo de la humanidad tales como cuidado,
adaptabilidad, rebeldía, equilibrio, solidaridad, tolerancia, receptividad,
pasión, intuición, imaginación, audacia, humor, sensualidad, investigación,
discrepancia, diferenciarse, cooperar,
intimar, entre muchos otros, pertinente es recordar aquí que “El desarrollo
puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que
disfrutan los individuos” (Sen, 2000: 19) pero la danza también puede ser
privatizada y utilizada como herramienta de alienación y depresión para el
control social, la danza que idealiza los cuerpos, que expulsa lo distinto, la
danza que jerarquiza para dominar y colonizar el pensamiento y gusto estético
del otro.
La acción colectiva en la danza es importante porque –parafraseando a Adela
Claramunt, Gustavo Machado y Beatriz Rocco 2- potencia la voz de los sujetos,
su capacidad de organización y movilización, contribuyendo a procesos de
resolución de necesidades y efectivización de derechos, configurar formas de
humanizar las relaciones y pugnar por transformaciones con signo democrático,
libre y de justicia social. Los
propósitos son mayores y atienden a los acuerdos previamente generados en las
comunidades. Por ejemplo, ahora mismo me imagino lo lindo que sería hablar de
colectividad en lugar de nación.
A manera de conclusiones que no lo son
Pienso que en espacios como el Encuentro de creación Coreográfica
EnTiempoReal estamos conformados como comunidad porque somos un número reducido
de personas que se rigen bajo reglas pre-establecidas a nuestra llegada, que, a
través de estrategias abiertas, pero acotadas priorizan la voz de ésta
comunidad, esto nos da la posibilidad de llegar a acuerdos que incidan o no en
la colectividad. Pensaba un poco en lo que hablaba Leonardo Beltrán del público
institucional y el público final y la pregunta que hacía Sergio Rojas Granados de
cómo le llamaríamos entonces a los que nos siguen a través de internet o la
gente que ve las funciones y la gente que luego recibe la ola expansiva en el
territorio de cada coreógrafo que asistió al Encuentro, y yo que no soy gestora
cultural y sólo me gusta pensar, pienso que más bien el área limítrofe se
dibuja entre comunidad y colectividad, es decir, la comunidad está conformada
por estos grupos de personas que se reúnen para un mismo fin en un tiempo
determinado sea corto, mediano o largo y la colectividad son aquellos con quienes
nos relacionamos más allá de nuestra comunidad pero que van de la danza también
de alguna u otra forma. Tal vez si dejamos de pensar en público y empezamos a
pensar en comunidad y colectividad encontremos una conexión más real, sincera y
honesta con la gente que nos acompaña en este camino de la coreografía y partiendo
de que la individualidad es irreductible y la colectividad propicia el diálogo
de los yos, lo que nos fortalece en pos del desarrollo humano diría que no hay
bien individual si no es un bien colectivo y no hay bien colectivo que dañe a
uno sólo de sus individuos.
1 GIasson, Patrice. El yo y los otros. Comunidad o colectividad.
2 Adela Claramunt, Gustavo Machado,
Beatriz Rocco. Recrear lo colectivo: Trabajo Social, estrategias de
intervención y sus componentes ético-políticos
Pies multitud de Gaby Montero
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