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Mostrando entradas de 2019
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Esa piedra Debajo del río También hace ruido También sigue un cause También se acomoda  

Espresso al dos por uno

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Antes de que las hormigas volaran, bailaba con mis zapatos favoritos sobre una nube de bigotes amplios y sinuosos cada día de cada mes bajo la lluvia, y tú te asomabas desde aquel acantilado deseando volar. Yo a menudo me preguntaba si por fin te lanzarías para sorprenderte feliz cuando tus enormes alas replegadas a tu espalda se expandieran libres, brillando como turmalina marina, destellando, vibrando, planeando. Casi todos los días me preparaba un café con un pincel mágico que hacía realidad mis deseos, aún hoy me sigo sorprendiendo de todos los deseos que se me cumplen, como cuando te quedas mirando mi rostro y me dices que soy bonita, de ese tipo de regalos hablo. Escribo y borro. Escribo y borro. Bajo corriendo las escaleras de caracol para aventarme un clavado al mar y dejar que las olas masajeen mi espalda y los peces besen mis rodillas, miro hacia arriba para ver una vez más que sigues parado al borde del acantilado mirándome. Es natural el

Memorias de familia

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La Técnica Graham desde mi experiencia como bailarina Martha le regaló al mundo una técnica de formación dancística que rompió con lo establecido por el Ballet Clásico y lo hizo en gran medida porque ella no fue completamente aceptada en ese mundo, ella deseaba que su técnica se mantuviera en constante cambio y evolución, ella misma dice en Memoria de Sangre que llama contemporánea a su técnica por esta razón, y en una entrevista que le hace Waldemar Verdugo para Vogue México en donde la pregunta si la técnica ha cambiado, ella dice: -Sí ha habido un cambio. Porque en la primera parte de esta técnica, en el movimiento inicial, todo surgía de mí; surgía y se recreaba, tenía esa naturaleza misma de la danza. Actualmente es otra cosa, es un movimiento más para el hombre actual, más contemporáneo, más vivo, más ágil, más rápido; ha evolucionado con la época, es como es el siglo XX. El Graham que se hace en México lo trajeron directo del estudio de Martha en Nueva York, t

Aparecer

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Dice mi mamá que yo nací de su panza, pero a veces cuando me veo las palmas de las manos y las plantas de los pies, creo que en realidad me arrancaron de un árbol. No estoy segura si yo era antes una hoja o un pedacito de corteza y con la biopraxis fui surgiendo como humana. A veces también pienso que fui caracol y que ese impulso gusánido baboso me empuja a desplazarme incesantemente, como en una banda sin fin, sin finalidad, sin destino, solo resbalar hacia delante. Pero a lo mejor sólo es mi memoria de hoja que una vez desprendida del árbol no deja de volar y tropezar con el mundo.  Si el mundo aparece para los seres humanos cuando lo nombramos, cómo aparece para las hojas de los árboles, tal vez cuando van dando tumbos con él. Y cómo hacen ellas la distinción del sistema y del entorno, serán entonces capaces de analizar las configuraciones que van naciendo, quién sabe, pero algo me dice que los caracoles y las hojas caídas de los árboles que van dando volteretas por el

Océano

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Bravas, poderosas y en tempestad Desde mi cabeza hasta mi piso pélvico Rompen en fuego, helado fuego Bravas olas en tempestad Libres y salvajes, chocan en mis intestinos Calmándose vuelven mientras se alejan A mis pies que son de arena y arena En mi sien derecha brilla el sol Que me flota con su calor La brisa mi ojos, mis ojos son Aquellos que no reconocen frontera Colándose en otros ojos Mis ojos son Como algas sin prisa Muy lento flotando Dentro del agua mis dedos son Mi pelo, delfines juguetones Mi pelo, medusas caprichosas Mi pelo, ballenas indomables Bravas olas en tempestad, eso soy
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Ser comida. Estaba enojada porque tenía mucha hambre, a él le divierte y es la quinta vez que me pregunta ¿qué quieres comer, a dónde vamos? Y yo le digo que quiero carnes en su jugo por quinta ocasión. Me preparo un café y me pongo mis audífonos, me acuesto en la cama para ver una película porque sé que no vamos a salir aún, él está trabajando. En éstos últimos días me metaforizaron con comida -y yo me imaginé a mí misma como un cupcake de vainilla con mucha crema pastelera-, me dijeron que era tan adorable que me podían comer, o llevarme a vivir a su casa, como si yo fuera un jarrón de galletas de chispas de chocolate que se puede ir vaciando poco a poco, tal vez llevarse algunas en el bolsillo para no sentirse solo al caminar por esas calles grandes de la ciudad. Aunque honestamente, sí me gusta la idea de que me quieran tanto, de que crean con antelación que me van a extrañar. Me prometieron que me cocinarían y me llevarían a lugares muy bonitos, me gusta cómo nos lleg

Pequeña carta de adiós

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La sesión con Ale es el inicio del adiós, no me da miedo despedirme porque sé que te quedarás conmigo. Cuando ya no estemos aquí, estaré sentada en la mesa de mi comedor,  o terminando de entrenar, cuando vaya en bici sintiendo el viento, cuando platique con Quetzal, cuando de un paseo por el Planetario con Lilus, cuando vea una película, cuando camine por el centro de Morelia, antes de cerrar los ojos, tu presencia vibrará dentro de mí, recordaré tus piensos, sentiré tus abrazos, miraré tus ojos y una sonrisa se me escapará. Te voy a extrañar por supuesto, pero extrañar es lindo también, extrañar es saber de cierto que te llegué a conocer y te quiero, que un hilo de luz nos conecta, que nos pudimos reconocer, abrazar y contener. Gracias por mi regalo. Lo guardaré en mi corazón porque se siente bonito. No lo dudes nunca, yo también estaré para ti y honraré tu recuerdo.

Desaparecer

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¿Cuánto tiempo más seguiré siendo yo?, así flotando en ésta mezcla eterna de viento y agua, ¿cuánto tiempo más me llevará esta tarea de desaparecer? Un nuevo amigo me dijo que le gustaría verme bailar a los ochenta años, me gusta mucho el número ocho, suena como un beso tronado, o como un estornudo también. Otra persona me dijo que dibujo cuando bailo, me gusta dibujar. Un amigo nuevo me dio un abrazo muy largo, largo, sincero, me dijo muchas cosas.   A veces me pregunto si quiero ser vista cuando bailo, casi siempre me respondo que me gustaría más poder bailar en cualquier momento del día y que nadie volteara a verme como algo raro, como a alguien a quien deben ver. Cuando salimos a correr nadie nos mira detenidamente, sólo nos miran pasar, cuando vamos a comer nadie se queda mirando cómo degustamos los platillos, si acaso, miran los platillos. Me gustaría bailar en la calle, en el parque, en la fila del banco y que a nadie le sorprendiera o al menos que n

Reflexiones y consideraciones en torno al individuo y la colectividad.

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“El ideal del etnólogo consiste en estar lo suficientemente distanciado como para comprender el sistema en cuanto sistema y participar lo bastante como para vivirlo en cuanto individuo.” Marc Augé Pasé una etapa de mi vida leyendo a Marx, Nietzsche, Ende, García Márquez y Hesse, preguntándome si alguno de sus relatos, teorías y propuestas de la sociedad y el individuo, satisfacían mi ideal de ser humano y más allá de considerar que sus influencias me han formado como una libre pensadora, me inclino más a creer que como dijo Montaigne formo parte de las masas que a lo más que llegamos es a entreglosarnos sin generar nuevos pensamientos. Lo que creo que me han dejado éstos autores es la posibilidad de aproximarme y experienciar la danza contemporánea como un sistema que puede y necesita ser estudiado filosófica y antropológicamente porque una vez que tengamos información detallada acerca de cómo nos re-conocemos, nos organizamos, nos ritualizamos, nos

En un pasado me han subastado. ECCEnTiempoReal 2019

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Me detonaron, me describieron, me ofrecieron y no me pujaron, no me pujaron. Habité tu patrón y luego otro más habitó el mío. Sentí tu dolor, quería escapar, quería desaparecer, me sigue costando trabajo renunciar. Un ángel descifró mi espiral girando rápido y sin parar, en el centro de mi cuerpo, delgada, brillante, imparable. Luego héroe, con el pecho abierto, los pies arraigados, fui grande muy grande, potente, determinada, de-terminada. Un sí constante. Una pequeña mujer cuelga de mi labio inferior, otra más trata de subir/entrar/salir, lanza una cuerda y trepa a la nariz mirando a lo lejos aquella caída que no se sabe bien si es de agua, rocas o algodón. Me han trazado con cuidado desde el momento mismo de mi gestación, se me define firmemente, contundente, con la dosis perfecta de cuidado y fuerza, como para ayudarme a sobre vivir a perdurar. Perdurar. No idealizar. En ese pasado estuve jugando a seguir mi dedo con la mirada y también a cerrar los ojos para co

CAMINAR ECCEnTiempoReal 2019

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Hoy me construí de plastilina y caminé en el desierto. Caminé y supe pronto que sería difícil. Ahí iba yo encorvada, recordando a Nietzsche. No sueltes el swing me decía a mí misma. Pensé en aquella vez que me soñé primitiva, no era humana, ni animal, pero seguro era una bestia. Sin ropajes y descalza, encorvada y con los brazos lo suficientemente largos para rozar el piso, escapando con mi manada de los depredadores, aquellos más fuertes, más salvajes, con colmillos, cazando a otros como yo, para comerlos, para morderlos, expulsarlos; caminaba un poco con los pies y a veces también apoyando los nudillos de las manos, grandes, áspera, callosas. En mi caminata de hoy por el desierto el dolor se apoderaba de mis pensamientos, como el cruel saboteador que es y me vi entonces bailando Constelaciones y Danzantes y entendí algo que antes no, sonreí. El desierto era interminable, pero observarme en medio de la manada migrante me hacía feliz, podía escuchar la dispersión de algu