Me detonaron, me describieron, me ofrecieron y no me pujaron, no me pujaron. Habité tu patrón y luego otro más habitó el mío. Sentí tu dolor, quería escapar, quería desaparecer, me sigue costando trabajo renunciar. Un ángel descifró mi espiral girando rápido y sin parar, en el centro de mi cuerpo, delgada, brillante, imparable. Luego héroe, con el pecho abierto, los pies arraigados, fui grande muy grande, potente, determinada, de-terminada. Un sí constante. Una pequeña mujer cuelga de mi labio inferior, otra más trata de subir/entrar/salir, lanza una cuerda y trepa a la nariz mirando a lo lejos aquella caída que no se sabe bien si es de agua, rocas o algodón. Me han trazado con cuidado desde el momento mismo de mi gestación, se me define firmemente, contundente, con la dosis perfecta de cuidado y fuerza, como para ayudarme a sobre vivir a perdurar. Perdurar. No idealizar. En ese pasado estuve jugando a seguir mi dedo con la mirada y también a cerrar los ojos para co...